10.2.07

CRONICA DE UN VIAJE A CISJORDANIA (2ª PARTE)

Nablus o Naplusa es una de las ciudades mas grandes e importantes después de Jerusalén, por eso alberga una de las universidades. Llegar a Nablus es conocer el horror sufrido en vivo. Para entrar a ella, viniendo de Jerusalén, tienes que pasar antes por varios checkpoints, en nuestro caso siete, donde una y otra vez tienes que mostrar tu pasaporte y esperar a que el soldado (mujer u hombre indistintamente, ya que el servicio militar para los Israelíes es obligatorio y de por vida) este de buen humor ese día y te deje pasar sin problemas y esperas. El más importante de los checkpoints esta situado a la entrada de Nablus, el de Hawara. Contemplarlo es indignante, carros blindados a ambos lados del camino, decenas de militares armados hasta los dientes y una valla metálica al lado derecho de la carretera, coronada por una pequeña puerta metálica en forma de torno giratorio, donde por mucho que lo intentes solo puede pasar una persona a la vez. A cualquier hora del día hay cientos de personas agolpadas en este estrecho pasillo de campo de concentración, indistintamente, hombres, mujeres, niños pequeños y ancianos, pues todos los Palestinos que quieran entrar y salir de Nablus para cumplir con sus quehaceres diarios deben sin miramientos esperar su turno, independientemente del tiempo atmosférico que haya, y rezar para que esta vez les dejen pasar los soldados. Allí da igual si uno esta muy enfermo, tiene prisa o no, el ritual es siempre el mismo, el soldado mira la tarjeta de paso, vuelve a mirarla y lo mismo a su propietario (ya he dicho que da igual si es una mujer cargada con bolsas de alimentos, que viene de trabajar, un niño o un anciano enfermo), si al soldado de turno se le antoja “porque si” que ese día esa persona no pase, no lo hará, y ya podrá llorar, suplicar o patalear, que será en vano. Aparte de rezar para que les dejen pasar, esta gente también debe hacerlo para que ese soldado, tenga un corazón, y no lo tenga de hierro como las balas que dispara y no este aburrido deseando divertirse con el o ella. Es decir rezar para que no le haga pasar ninguna humillación o vejación, por el solo hecho de ser palestino. Nosotros tuvimos la gran suerte de pasar sin problemas, quizás el hecho de que el monovolumen estaba bien identificado por todos lados con las siglas TV bien visibles, o porque nosotros si tuvimos suerte y ese día nos toco “el soldado con corazón” ¿quien sabe?..

La imagen que se presenta nada mas entrar a Nablus es entristecedora, decenas de casas derruidas por los bombardeos junto con otras de recientes construcciones recién empezadas. Los palestinos, son gente que nunca se rinde, y si una bomba o un carro de combate les han destrozado, su casa, al poco tiempo, con sus propias manos, sin ayuda de ningún tipo de tecnología y si el status de la familia lo permite, empiezan a levantar una nueva, sobre las ruinas de la antigua. El paisaje por lo tanto es desolador, decenas de casas derruidas mezcladas con construcciones de esperanza de un nuevo hogar.

Llegamos al hotel, no sin antes pasar a visitar a la madre de nuestro amigo Hafez de Madrid, una encantadora y maravillosa madrileña, casada desde hace mas de 20 años con un Palestino de Nablus (Doctor del Campo de Refugiados de Balata), con el que además de Hafez, ha tenido dos hijos mas, L. y Y. Su casa esta vigilada desde lo alto por una caseta de francotiradores que apuntan sus armas a su terraza, pero el espontáneo carácter español de M.E, le restaba importancia al hecho y cuando subimos a la terraza, nos decía: ¡Saludar a mis vecinos, mírales allí están..holaaaa!. Ella se alegro mucho de vernos, aunque no nos conocía en persona y las convencimos que se vinieran las dos mujeres de la familia con nosotros a comer con los niños del campo de refugiados de Asker, parte de nuestros niños que conocimos en Madrid. Pero no imaginábamos la desagradable sorpresa que nos íbamos a encontrar al llegar al centro de ocio de Asker, allí solo estaban 3 del total de los 12 niños ¿el resto?, nos pedían dinero si queríamos verlos, si ¡increíble! pero en el campo de Asker hay dos personas miembros paralelos de una organización española que les hacen de sicarios, en el sentido completo de la palabra, Nosotros nos quedamos perplejos con esta petición, ya que nuestro único interés era estar disfrutando esa tarde con los niños jugando con ellos, pero parece ser que el destino nos ponía en el camino de descubrir una trama de corrupción española, de la que sentimos vergüenza por pertenecer al mismo país ayudados por dos personas sin escrúpulos, que siendo del mismo pueblo y diciendo que ayudan a esta pobre gente, les tienen sometidos y chantajeados, pidiéndoles a cambio de amenazas diversas un dinero que no pueden pagar las familias, y todo ello centralizado en una organización que se hace llamar así mismo ONG con sede en Madrid cuyo nombre PAZ AHORA, es una paradoja que insulta, y que por envidia aparte de impedirnos realizar nuestro trabajo, nos impidieron realizar una de nuestras ilusiones y motivo del viaje, el estar con los niños. Pero dicen que cuando haces las cosas de verdad con el corazón, la providencia te ayuda, nosotros somos así y no buscamos nada a cambio, pues por este documental encargado por el CJE (Consejo de la Juventud de España), ninguno de los 9 miembros del equipo hemos y recibiremos compensación económica ninguna, solo la satisfacción personal de un trabajo bien hecho que ayudara a otras personas. Todos hemos dejado durante 12 días nuestros respectivos trabajos en España, todos hemos trabajado arduamente de sol a sol, solo a cambio de poner imágenes a las voces que mas sufren, para que una vez editado este documental, el CJE se encargue gratuitamente de distribuirlo a todas las universidades y centros escolares Españoles junto con un dossier, para sensibilizar a los juventud española de lo que verdaderamente esta ocurriendo en Palestina y se haga algo para parar este holocausto. Esa es toda la verdad de porque estábamos en Palestina, para ser la imagen de las voces de los que sufren, sin callar nada. Pero claro la envidia el deporte nacional de España, es muy mala y esta gentuza de la organización, en vez de colaborar y facilitarnos nuestro trabajo, pues ingenuamente nosotros suponíamos que al igual que para ambos, los Palestinos eran lo mas importante, decidieron ver si podían sacar tajada para llenarse sus sucios bolsillos. Pero aunque nuestra inexperiencia en “amenazas y mafias” es escasa, nuestro corazón es limpio, como el de esas gentes a las que amenazan y chantajean diariamente, al igual que fuerte es nuestra innata rebeldía contra las injusticias, por eso este tema tan desagradable tiene que acabar y para ello ya hemos movido este asunto a nivel gubernamental y a las autoridades pertinentes españolas con las pruebas necesarias para acabar con este desagradable tema. No podemos permanecer ciegos a tanta desvergüenza, bastante es lo que esta sufriendo esta gente, para que encima gentuza de este país "que dice ayudar a Palestina" se aprovechen aun mas de su desgracia, respaldandose en sus sicarios de Asker que también viven a todo lujo (uno en Barcelona, y otro allí en Nablus) a costa de las propias personas de su pueblo y de su ciudad. ¡¡Basta ya!!.

Pero también como en todo existe la otra cara de la moneda, dos manzanas podridas no estropean este cesto que es la maravillosa gente Palestina, gente increíble que arriesga su vida por contar la verdad, gente que solo desea ayudar a su pueblo sin pensar en nada mas y que es feliz cuando un grupo de jóvenes españoles van a ser sus emisarios con Occidente de lo que realmente esta pasando. Personas increíbles y maravillosas como toda la gente de la Palestine Youth Union que ya forman parte de nuestro corazón.

En Nablus también hemos sido testigos de lo que es una noche cualquiera, encerrados por nuestra seguridad vital en un hotel mientras de fondo en las calles, se escuchan los disparos entre Hamas y Al Fataa. También hemos sido testigos en primera persona de las humillaciones de los checkpoints, fue regresando del campo de refugiados de Al Faraa, de ver al resto de los otros niños, que al contrario que en Asker, no tuvimos ningún problema y la experiencia y el recuentro fue increíble, no todos son iguales que estos desgraciados mafiosos.

La verdad es que esta es la anécdota divertida de todo el viaje, digo divertida porque así la hicimos nosotros, pero otra persona cualquiera lo hubiera pasado muy mal en nuestro lugar ¿cuantas cientos de personas habrán logrado humillar como intentaron hacer con nosotros?... Como he dicho regresábamos de Al Faraa camino al hotel de Nablus y nos sorprendió un jeep militar Israelí parado en medio de la carretera, que nos dejo pasar, pero decenas de metros después nos obligaron a parar en un checkpoint. Los soldados después de comprobar nuestros pasaportes y credenciales, riéndose entre ellos nos hicieron bajar del coche, ponernos en fila a un lado del arcen mientras revisaban con un perro la furgoneta entera, solo por el simple hecho de divertirse, mientras claro para que estuviéramos tranquilitos nos enseñaban orgullosos y sonrientes sus armas. He de decir que eran casi niños, como mucho tendrían 19 años recién cumplidos, y allí estaban orgullosos de divertirse un rato con los españolitos de la tele. Pero algo ocurrió allí y en fila, muertos de frió en el arcen, empezamos hablar con ellos, pero de una manera curiosa: “¡Eh Johnny (uno se llamaba así), que esta dice que eres muy guapo que vengas que te tira una foto”, y cosas por el estilo, claro Johnny se sonrojaba y nos amenazaba con el arma, pero nosotros dale que dale con las conversaciones absurdas. El frió empezó a calarnos los huesos y ante el impedimento entre risas de los soldados de coger nuestros abrigos y apuntándonos para que les obedeciéramos, nos animaban a mirar lo bonito que era su país ¡¡grrrrr!!, así que para entrar en calor y bajo la atónita mirada de los soldados Israelíes, de Issa y de nuestro amigo de la Palestine Youth Union que nos acompañaba en este viaje, estos 9 colgados españoles nos pusimos a cantar a voz en grito: Chambao, El Bicho y todo tipo de canciones folklóricas españolas (o sea flamenco), acompañándonos de palmeos andaluces y movimientos de sevillanas. El espectáculo era de circo, nosotros nueve montando nuestra propia fiesta flamenca, las risas contenidas de Issa y nuestro amigo de Nablus y de fondo la mirada de autentica perplejidad de todos los soldados Israelíes del checkpoint, que sin dejar de apuntarnos solamente repetían una y otra vez: “ They are crazy!”, claro y como en España tenemos canciones para todos los momentos, nos arrancamos sin dudar con una coreada: ¡¡no estamos locos y sabemos lo que queremoooossss...” de Ketama, las risas contagiosas entre nosotros ya eran imposibles de disimular y quisimos dar un giro a nuestra actuación, ya que veíamos que nuestro publico, (los atónitos y flipados soldados que no daban crédito a lo que pasaba), merecían el numero final, ¡¡malabares con naranjas!! (de una bolsa que llevábamos para quitarnos el hambre en el viaje) y como broche un ¡¡payaso!!, nuestro amigo de Ayamonte, uno de los cámaras, con una inmensa nariz roja, los pantalones subidos hasta las axilas, caminaba tirando las naranjas al aire muy profesionalmente acompañado por la música del circo que nosotros hacíamos como coro con la boca. Los soldados se frotaban los ojos mientras nos apuntaban, aunque ya muertos de la risa no dejaban de decirnos: “You're crazy!”. Con esta tontería conseguimos varias cosas, la primera, entrar en calor, la segunda quitarnos la tensión, la tercera, que mientras los militares atónitos miraban el espectáculo, dejaban pasar sin problemas y sin parar a las pobres familias Palestinas que volvían a sus hogares, que entre la perplejidad de lo que estaban contemplando, una vez pasado el control y asomados algunos por la ventanilla, se reían mientras nos hacían la “uve” con sus dedos (símbolo de Palestina) y lo mejor de todo que aquellos soldados que quisieron reírse y humillar a un grupo de Españoles por el hecho de divertirse esa tarde, recibieron de su propia medicina y los que eran humillados se rieron de ellos en sus propias narices sin saberlo siquiera, ya que en nuestra vida nos imaginábamos haciendo el payaso de aquella manera y menos aun bailando y cantando a grito pelado y desafinando sevillanas y pasodobles. Una vez que nos dejaron marchar fueron despedidos por parte de todos con ¡un adiós chavales, cuidado no matéis a nadie Johnny! Y una voltereta lateral a modo de Cappoeira dada en la puerta por nuestra querida Vero, en cuanto cerramos las puertas de la furgoneta e Issa arranco el motor, las risas frenéticas invadieron todo, el de la Palestine Youth Union sin parar de reírse nos decía de nuevo: “Estáis locos, pero sois increíbles” y nosotros pensábamos: “pues la verdad que si estamos como cabras pero que nos quiten lo bailao!” (nunca mejor dicho). Además nos sentíamos muy bien por haber impedido que mientras nos retenían sin motivo aparente, no hicieran lo mismo con la pobre gente Palestina, una buena obra no exenta de peligro, pero que consiguió su fin.

En Nablus pasamos dos de los tres días que teníamos previstos, ya que un poco atemorizados con las continuas amenazas y posteriores desagradables situaciones vividas por culpa de los sicarios de esta corrupta organización Española, decidimos por nuestra seguridad adelantar la vuelta un día y regresar de nuevo a Jerusalén. Entre todos nos secamos nuestras lagrimas de rabia, y nos volvió de nuevo fuertes para poder seguir con nuestro trabajo, el de poner imágenes a las voces que están sufriendo.

Todas las experiencias negativas vividas en Nablus se transformaran en lágrimas de alegría cuando fuimos a visitar el campo de Refugiados de Balata (Nablus). Una pequeña extensión de cuatro kilómetros cuadrados donde viven afinados 35.000 Palestinos, un autentico hormiguero de minúsculas casitas hechas con ladrillos y uralita, la mayoría niños, donde por desgracia Issa paso algún tiempo allí viviendo con su familia, antes de poder irse todos a vivir a Jerusalén.

Un campo de Refugiados donde la risa e ilusión de los niños lo invadía todo cuando aparecimos, donde sus maravillosas gentes nos recibieron con los brazos abiertos, pues éramos puros de corazón y con mirada limpia, donde llorando un anciano desconocido a algún miembro del equipo le agarro con cariño las manos mientras le decía: “por favor no penséis que los Palestinos somos gente mala por lo que os esta llegando a vuestro país de los enfrentamientos entre Hamas y Al Fataa, nosotros no queremos eso, solo deseamos vivir en paz todos juntos con nuestras familias, por favor no penséis eso, aquí el verdadero problema es la ocupación que nos están haciendo y que tan solo deseamos que nos dejen vivir como personas compartiendo la tierra todos juntos y en paz”. Imágenes y palabras como estas se quedan grabadas en la retina para siempre.

Pasamos en Balata uno de los días mas maravillosos de nuestro viaje, junto con la tarde que pasamos en el campo de refugiados de Jerusalén, que ya os contare mas adelante. Los niños de Balata que eran centenares y salían por todos lados como hormiguitas, disfrutaban con nuestros cámaras, haciendo a veces de improvisados reporteros televisivos, cuidando la cámara que se les dejaba con un mimo sorprendente, grabándonos a nosotros, a sus amigos y al resto de niños. Otros del grupo nos dedicamos a jugar con los niños, haciéndoles ingenuos trucos de magia y malabares e intentando aprender entre risas sus nombres, se reían por nuestra mala pronunciación aun así ponían todo su empeño y cariño en enseñarnos. Posaban como modelos para nosotros y luego ellos nos hacían de fotógrafos. Echamos una partida al futbolín, reímos, jugamos, cantamos y por unas horas la felicidad reino en todo el campo, sus madres nos sonreían con afecto al ver la alegría de sus pequeños. He de deciros que en Balata TODAS las familias que allí viven, sin omitir ninguna han perdido a alguien de su familia, es decir les han matado, un hijo, una hija, un padre, una madre, un primo, un tío...todas han sufrido la perdida de alguien muy querido, pero aun así saben reconocer aquel que llega con el corazón y la mirada limpia, con el único deseo de traer un poco de alegría y felicidad a sus confinadas vidas, abriéndoles su corazón de par en par. Este increíble pueblo tiene el “don mágico” de mirar a través de los ojos y descubrir sin engaños el alma de la gente y reconocer sin dudar a la “gente bonita de corazón”.

Ese día todo el grupo por primera vez en Nablus, lloro de felicidad y cogio de nuevo fuerzas para seguir luchando por mostrar la verdad…..